Iter Vehemens ad Necem (más conocido sencillamente como 'IVAN') es un 'roguelike' de la vieja escuela que, pese a tener un planteamiento disparatado y divertido, ofrece un nivel de dificultad extraordinariamente elevado incluso para os estándares habituales del género.
La historia del juego es un disparate: nuestro protagonista, que vive en una sociedad que le obliga a luchar por su vida a diario, recibe la misión de llevar una nota a una isla vecina. ¿El problema? El mar está congelado y no hay barcos... pero hay un túnel subterráneo plagado de monstruos y trampas. Y por ahí tendremos que ir nosotros, claro.
Una vez comencemos una nueva partida de IVAN nos toparemos con un título que incluye todo lo que cabría esperar de un buen 'roguelike': combate por turnos, interfaz tradicional, apartado visual sencillo, y muerte permanente. Y la muerte permanente, lo más probable, es que nos alcance más pronto que tarde.
Uno de los aspectos más originales de Iter Vehemens ad Necem, al margen de su propio argumento, es que podremos reclutar a algunos aliados a lo largo de nuestra aventura, ponerles nombres y darles órdenes. De esta forma podremos tener bastantes mascotas distintas. También encontraremos comandos tan curiosos como 'probar un poco' o 'vomitar'.
IVAN es un 'roguelike' muy divertido, que pese a resultar relativamente accesible, tiene una dificultad muy elevada. Eso no quiere decir que sea frustrante, ni mucho menos, ya que consigue ofrecer una aventura nueva en cada partida.
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